Las cocinas abiertas o integradas se están imponiendo. Son una tendencia que se mantiene en el tiempo y muchas familias lo ven como una posibilidad de atraer varios espacios en una misma estancia.
Es indudable que la cocina integrada ha venido para quedarse, y por suerte, muchos de estos diseños son versátiles, es decir, podemos pasar de una cocina integrada con salón a una cocina cerrada gracias a la instalación de un único elemento, una puerta corredera.
Así lo vemos en estas imágenes, donde se independiza una cocina integrada en el salón y, gracias a ella, se obtienen las ventajas de la cocina integrada y la cocina cerrada en el momento que deseemos. Si queremos compartir una comida con amigos y necesitamos más espacio, puerta corredera abierta para acceder más cómodamente a la cocina.
Si en cambio queremos disfrutar de la sobremesa, podemos optar por cerrar la puerta corredera para evitar malos olores derivados de la cocina o la mala imagen al no recoger la cocina, con platos sucios.
¿Qué ventajas ofrecen las cocinas integradas?
Esta cocina integrada pasa a ser una cocina cerrada con la ayuda de la puerta corredera, pero incluso en ese caso se atisba que es una cocina abierta, pues la zona con taburetes para aperitivos deja ver que lo que se oculta tras la puerta es la cocina.
Esa práctica, la de incluir una zona con taburetes para desayunos, aperitivos mientras se cocina o cenas ligeras, es habitual en las cocinas integradas. De algún modo, permite marcar la separación visual entre la cocina y el salón, sin necesidad de cambiar de pavimento o material y color en las paredes.
Un segundo aspecto interesante de las cocinas abiertas es que, si están bien iluminadas, esa luz puede desplegarse por toda la estancia, de ahí que muchas familias aprovechen esta distribución pensando en reducir en la factura eléctrica.
Si quieres ver más de nuestros trabajos pincha AQUÍ